Gibrán Melchor Villanueva Ortiz, médico del IMSS, resalta que dicho padecimiento es la primera causa de enfermedad convulsiva entre los adultos mexicanos.
CIUDAD DE MÉXICO. La carne de cerdo es un reservorio natural del microorganismo Taenia solium, mejor conocido como cisticerco, capaz de causar vómitos, convulsiones e incluso la muerte, por lo que hay que tener ciertas precauciones al momento de adquirir y/o ingerir este producto.
El médico adscrito a la Unidad de Medicina Familiar (UMF) 167 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Jalisco, Gibrán Melchor Villanueva Ortiz, consideró que la mejor manera de prevenir cisticercosis es consumir carne roja certificada.
“La cisticercosis en México es la primera causa de enfermedad convulsiva en el adulto. Este grupo de edad es más vulnerable porque, por sus actividades cotidianas, suele carecer de tiempo para preparar sus alimentos en el hogar y se le hace más fácil ingerir comida rápida, en muchos de los casos sin medidas higiénicas adecuadas”, expuso.
En este sentido, el experto en Medicina Familiar dijo que son especialmente riesgosos los derivados del cerdo que se ofertan en tianguis o comercios a pie de carretera, porque suelen ofertar la carne de animales criados muchas veces por los dueños de los negocios.
Añadió que esos animales carecen de registro sanitario, de tal forma que sus propietarios o criadores podrían desconocer cuando su ganado se infeste de parásitos.
Lo mejor es adquirir el producto en una carnicería con certificación, como la que proviene de los rastros, ya que si la carne tiene cisticercos, estos no desaparecen ni con una buena cocción, se encapsulan en el organismo y son resistentes al calor”, resaltó.
Villanueva Ortiz explicó que al ingresar al tracto digestivo, el microorganismo llamado Taenia solium, es capaz de reproducirse y alojarse en los intestinos, siendo absorbido por ellos.
Posteriormente viaja por el torrente sanguíneo y se aloja en órganos como el cerebro, por lo que pueden afectar gravemente las funciones para la vida.
Como sabemos, el cerebro requiere glucosa, por ende, el parásito se queda ahí para recibir las reservas de energía gracias a las cuales se va a desarrollar. Los síntomas iniciales de cisticercosis son dolor de cabeza, mareo, náuseas, vómito en proyectil, pero también puede haber convulsiones y el paciente puede caer en estado de coma”, refirió.
El médico pidió a la población en general acudir a consulta especializada ante cualquiera de estos malestares, ya que de no tratarse, puede tener como consecuencia la pérdida de movilidad en las extremidades (piernas, brazos).
Así como pérdida de la vista, el oído, el tacto o el gusto, debido a que la capacidad sensorial está conectada a determinadas partes del cerebro, incluso el habla y la capacidad de respirar podrían verse afectadas.
Por Excélsior