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El enigma de la bombilla de luz que alumbra desde 1901

Es una bombilla tan famosa que tiene su propia página web, un perfil en Facebook y hasta una cámara exclusiva que la filma día y noche.

Se llama la Bombilla Centenaria (Centennial Bulb) y según el Libro Guinness de los Récords es el foco de luz que más tiempo lleva encendido en la historia.

Está ubicada en un sitio original: una estación de bomberos en la ciudad de Livermore, en California, Estados Unidos.

Resulta que a comienzos del siglo pasado, en 1901, los bomberos querían iluminar su cuartel día y noche, para poder estar listos para entrar en acción cuando hiciera falta.

Entonces un empresario local les donó la lamparita, que había sido fabricada por la empresa Shelby Electric Company, y los bomberos la dejaron encendida de forma permanente, reemplazando las linternas de queroseno que usaban de noche.

Pasaron las décadas y, salvo algún corte de luz o una mudanza, la bombilla siguió resplandeciendo.

En 2001, al cumplir un siglo, fue bautizada oficialmente como la Bombilla Centenaria.

Increíblemente, el 18 de junio pasado cumplió 117 años y con más de un millón de horas de uso ¡sigue funcionando!

Traslados

Los bomberos que instalaron la lamparita a comienzos del siglo pasado tenían su cuartel en un taller que compartían con la policía. Cuando ambos departamentos se mudaron al Ayuntamiento, la bombilla se trasladó con ellos.

En 1976, cuando el foco de luz ya había entrado al Libro Guinness de los Récords, los bomberos volvieron a mudarse a una nueve sede.

Las autoridades de California realizaron un gran operativo para cuidar a su famosa bombilla durante el traslado.

Por empezar, cortaron el cable, por temor a que desenroscar el casquillo pudiera quebrar el cristal. Luego, un camión de bomberos y la policía escoltaron a la bombilla hasta su nuevo hogar: la estación número 6 de bomberos, donde sigue alumbrando hoy.

Según los registros, la lamparita solo permaneció apagada durante 22 minutos cuando se mudó.

De hecho, las evidencias sugieren que nunca pasó un día entero sin funcionar.

¿De qué está hecha?

La Bombilla Centenaria fue soplada a mano en 1897 por la Shelby Electric Company, una empresa de Ohio que dejó de existir.

El fundador de la empresa fue el francés Adolphe Chaillet, un rival mucho menos conocido del famoso inventor Thomas Edison.

La bombilla de Chaillet mide unos 8 centímetros y tiene una forma más redondeada que las lamparitas modernas.

Si bien se cree que originalmente era una bombilla de 30 vatios —las modernas suelen ser de 40 a 200 vatios— con el tiempo se redujo a 4 vatios, por lo que emite una luz tenue.

Ese parece ser uno de los secretos de por qué ha durado tanto.

Pero otra de las claves está en su interior: en 2007 la física Debora Katz de la Academia Naval de EE.UU. analizó otras bombillas de la misma colección que la Centenaria —que no puede ser tocada por temor a que se rompa— y descubrió dos diferencias sustanciales con las actuales.

En primer lugar, que su filamento es unas ocho veces más grueso que el de una bombilla actual.

Y en segundo lugar, que ese filamento, posiblemente hecho de carbono, es semiconductor.

Que sea semiconductor, explicó la especialista, quiere decir que cuando la bombilla se calienta se convierte en un conductor superior, a diferencia de lo que sucede con las bombillas actuales que al calentarse pierden funcionamiento.

Teoría conspirativa

Los expertos también señalan que, irónicamente, el hecho de estar siempre prendida también podría contribuir a la longevidad de esta lamparita.

El motivo es que el desgaste que se produce al encender y apagar bombillas incandescentes es mayor al que se produce cuando están quemando.

Cada vez que se enciende y apaga el foco, el filamento se calienta y se enfría. Esto hace que el material del filamento se expanda y contraiga, lo que provoca el desarrollo de micro fisuras.

Más allá de todas estas explicaciones, lo cierto es que tanto Katz como otros especialistas reconocen que sigue siendo un enigma cómo y por qué la Bombilla Centenaria ha durado tanto.

En 2010 un documental español sugirió una posible explicación, llena de polémica.

El film “The Light Bulb Conspiracy” (La conspiración de la bombilla de luz) —que en español llevó el título “Comprar, tirar, comprar”— señaló que la Bombilla Centenaria era evidencia de algo llamado “obsolescencia programada“.

Se trata de una teoría que sostiene que los productos son diseñados con una vida útil limitada para fomentar el consumo.

Según la documentalista Cosima Dannoritzer, mientras que inventores como Chaillet aspiraban a crear bombillas de larga duración, un acuerdo secreto entre fabricantes de bombillas, firmado en 1924, habría resultado en que los focos se hicieran para durar un máximo de 1.000 horas, como ocurre hasta la actualidad.

Mientras continúa la polémica, la Bombilla Centenaria, que ya duró 1.000 veces más que eso, cumplió este año la misma edad que la persona más anciana del mundo (Chiyo Miyako, de Japón, que también cumplió 117 este año) y pronto podría romper un nuevo récord.

 

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