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El móvil y la fibra resisten el embate del coronavirus

No hay mascarillas suficientes, ni respiradores. En los supermercados y en las farmacias escasean el gel desinfectante, el jabón de manos o el alcohol. Pero las redes de telecomunicaciones españolas han resistido a la demanda disparada que ha causado la pandemia del coronavirus. Y eso que la prueba no ha sido menor que la exigida a otros sectores. Desde que entró en vigor el confinamiento, el 15 de marzo, el tráfico por Internet ha crecido un 80% y las llamadas de voz se han duplicado.

Gracias a esa competencia los españoles se han deshecho de sus viejas conexiones de ADSL y las han sustituido por las de fibra. Solo en el último año, se han sumado 1,6 millones de estas líneas frente a la pérdida de 1,2 millones de ADSL. Además, 45,9 millones de líneas móviles del total de 54,3 millones que hay en España cuentan con conexión a Internet, y la cobertura de 4G supera el 90%. En los últimos cuatro años, Telefónica, Orange, Vodafone y MásMóvil han invertido más de 6.000 millones en extender estas redes.

Las operadoras habían emitido un comunicado el día 15 pidiendo un uso racional de Internet. Ese mismo día se alcanzó el pico histórico de demanda en España. Seis días después, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, aseguró que el lunes 16 de marzo España había sido el quinto país del mundo con más tráfico de Internet, por detrás de Estados Unidos, India, Reino Unido y Alemania. Pero el sistema parece aguantar el tirón con solvencia.

“Comenzamos a ver una cierta estabilización del uso de la red, una vez consolidado el nuevo escenario dibujado por la Covid-19″, explican desde Telefónica. Tanto el gaming (con un aumento del 271%), como el uso de llamadas de voz, videoconferencias y Whatsapp (con un pico el sábado 14 del 698% respecto a lo habitual) se mantienen en niveles muy superiores a lo normal, pero sin excesivas variaciones. El único apartado que experimenta suaves incrementos es el tráfico de datos en la red móvil que, hasta el jueves alcanzó cada día un nuevo máximo.

Pasado ese pico, la posibilidad de colapso, aunque real, es remota según César Córcoles, profesor de los Estudios de Informática, Multimedia y Telecomunicación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). La clave está en esa extensa red de fibra óptica y en el modelo FTTH (fiber to the home), que evita perdidas de rendimiento, al unir directamente centralitas y hogares. “Nos podremos quejar de muchas cosas de las operadoras, pero no de que no hayan tirado infraestructuras suficientes y de calidad”, asegura Córcoles. Los lugares más vulnerables serían los archipiélagos, que dependen de cables submarinos y conexiones satelitales: : “Si de golpe se concentra un pico en esa zona, o si uno de esos cables se queda sin servicio, tienen algo más de riesgo porque su red tiene menos puntitos conectados”.

“Las redes están aguantando bien, vosotros estáis aguantando bien. Algo que es muy importante porque en estos momentos el sistema sanitario, la alimentación y las comunicaciones se convierten en una parte esencial de la solución”, señala Pallete. “Nuestras redes móviles y de fibra están funcionando muy bien y prestamos el servicio con total normalidad sin incidencias relevantes. Los clientes pueden estar tranquilos”, indica Meinrad Spenger, consejero delegado de MásMóvil.

Otra ayuda ha llegado desde Bruselas. Sin mediar pandemia, el vídeo -concentrado en Netflix, Youtube y otros servicios de streaming– ya se come una tercera parte de la tarta del consumo de Internet a nivel mundial, según datos de la empresa de gestión de redes Sandvine. A ellas se sumará este miércoles el desembarco de Disney+ en varios países de Europa, entre ellos España. Por eso Netflix y Youtube han accedido, en respuesta a las peticiones de la Comisión Europea, a reducir la calidad máxima de sus reproducciones de alta definición a estándar durante 30 días para aliviar el tráfico y prevenir potenciales sobrecargas. Netflix calcula que esa reducción de calidad supondrá un descenso del 25% en el tráfico que la plataforma genera en Europa.

El vídeo no es el único factor que ha puesto a prueba la resistencia de las redes. Telefónica ha registrado fuertes picos en todos los servicios asociados al ocio y los canales de comunicación. “Movistar ha detectado en su red un incremento de tráfico considerable relacionado con las medidas establecidas en relación con el coronavirus”, explican. De acuerdo con los datos facilitados por la operadora a EL PAÍS, ya el lunes 9 de marzo empezaron a detectar en sus redes un incremento que durante estos días se ha mantenido un 26% por encima del tráfico habitual. También han crecido las llamadas de voz. “La red móvil Movistar registra un tráfico de voz muy superior al normal, sobre todo en Madrid”, señalan. En concreto, el domingo 15 se alcanzó un incremento del 84% con respecto al domingo anterior.

Esto coincide además con las tendencias de otros países que se han visto especialmente afectados por la Covid-19. Según los datos que maneja Akamai, durante el último mes, China, Corea, Japón e Italia han experimentado un crecimiento del tráfico un 25% mayor que el resto del mundo en ese periodo de tiempo. “Hemos visto también un aumento de tráfico muy significativo en supermercados online, un sector menos habituado a esos picos de demanda que otros verticales, como el retail de moda o el de hoteles y viajes”, precisa Francisco Arnau, responsable de para España y Portugal de esta empresa de seguridad y rendimiento web.

El influjo del teletrabajo empezó a notarse desde el viernes 13, con incrementos en el tráfico de Skype y WebEx -la plataforma de videoconferencias de Cisco-, cuando un mayor número de trabajadores comenzó incorporarse a su empleo en remoto. Sin embargo, desde ese día el uso de las redes de empresas ha ido cayendo hasta reducirse a la mitad de los valores que se registraban antes del estado de alarma. La otra cara de estos datos proviene de la precipitación con la que se ha impuesto en muchas compañías el teletrabajo. “Los empleados están sufriendo la falta de previsión o el uso de soluciones no escalables para el trabajo remoto en sus empresas, impactando o limitando sus capacidades”, señala Arnau.

Si la situación empeorase y la conectividad de los españoles llegara de verdad a estar en peligro, aún quedaría la extrema medida de tomar el control del tráfico y priorizar los servicios esenciales. Pero la propia Unión Europea ha indicado a los operadores que se abstengan de tomar estas decisiones.

Mientras tanto, en España, el Gobierno ha firmado un acuerdo con las operadoras para “garantizar la conectividad de las personas y las empresas”. Este pacto incluye el compromiso de las empresas firmantes —Telefónica, Cellnex, Euskaltel, Másmóvil, Orange y Vodafone― a hacer “los mayores esfuerzos para lograr este objetivo, especialmente en lo que respecta a las redes que dan soporte a los servicios de emergencia. Se incluyen además nuevas referencias a la necesidad de promover un uso responsable de los servicios de comunicaciones y contribuir a las medidas que desarrolle la administración para el fomento del teletrabajo, enseñanza a distancia y atención sanitaria remota.

“Vodafone tiene la condición de operador crítico, y como tal, responsable de asegurar la prestación del servicio esencial y de interés público de las comunicaciones fijas y móviles, que en estos momentos, más que nunca, son imprescindibles para nuestros ciudadanos, administraciones, instituciones y empresas, y en un momento en donde las comunicaciones y en concreto nuestra red juegan un papel esencial. Las próximas semanas serán complejas, pero cuando salgamos de esta crisis estoy convencido de que saldremos reforzados como equipo, como compañía y como sociedad”, señala el presidente de Vodafone España, Antonio Coimbra.

“Las operadoras que hicieron el comunicado se estaban curando en salud y estaban siendo prudentes. Personalmente opino que hicieron lo que tenían que hacer. Mejor pasarse que quedarse corto”, razona Córcoles. Por lo pronto, lo peor parece haber pasado ya. Superado el máximo del día 15 que despertó los temores de las operadoras no se hizo realidad el lunes su peor pesadilla: una eventual caída de servicios.

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