Hace 31 años bastaron tan sólo 20 minutos para que la banda británica Queen cambiara para siempre la historia del rock, a través de su memorable intervención en el festival altruista de “Live Aid”, realizado simultáneamente en los estadios de Wembley y en el John F. Kennedy, de Londres y Filadelfia, respectivamente.
El 13 de julio de 1985, el masivo organizado por el músico irlandés Bob Geldof para combatir la hambruna en Etiopía (al recaudar 30 millones de libras, casi unos 40 millones de dólares) tuvo su momento de gloria en Wembley cuando Freddie Mercury y compañía dieron el, sin duda alguna, mejor concierto de sus vidas. Aquel histórica masivo incluso redundaría en recordar ese instante anualmente como el “Día Mundial del Rock”.
Ante 74 mil personas reunidas en el mítico Wembley, Mercury reavivó las viejas glorias de Queen, al grado de anular literal y escénicamente las publicitadas actuaciones de The Who y Paul McCartney en Londres y la desastrosa reunión deLed Zeppelin en Filadelfia, así como la aparición de Phil Collins en ambos conciertos trasatlánticos, gracias a un vuelo especial para el “copete de hueso” en el supersónico Concorde británico.
“Live Aid” fue transmitido en 72 países y con una audiencia de 1,500 millones de espectadores (según “The New York Times”; 1,900 millones según “CNN”) en directo por televisión, siendo además el momento en que a sus 38 años Mercury hizo gala de un carisma y talento tan grandes como su audiencia, pues sin necesidad de desborde de parafernalia ni artilugios distractores o excéntricas vestimentas (tan sólo se presentó con una camiseta blanca de tirantes, decolorados jeans Wrangler subidos casi al ombligo y sus inmaculados tenis Adidas para lucha grecorromana), con ese modesto “outfit”, el cantante se embolsó a las masas y ese día forjó su leyenda.
Por: Excélsior