SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chis.- Felipe Arizmendi Esquivel, obispo de la Diócesis de esta ciudad, evidenció las afectaciones a la tierra por la excesiva plantación de palma de aceite en los municipios de Marqués de Comillas y Benemérito de las Américas.
Durante su visita a la parroquia de José y María, que corresponde a esos lugares, dijo, “me explicaron que el olor de los residuos es insoportable, que se producen muchas moscas, que dañan a las personas y al ganado, con el bagazo o desperdicio de las pencas del fruto de la palma han contaminado los ríos o arroyos que pasan por allí, matando peces y otras especies”.
Manifestó que esta situación sería similar a la de Sayaxchén, una comunidad del Petén, Guatemala, “es decir que pronto aparezcan tumores y ronchas en la piel de las personas, sobre todo de los niños, y que luego vengan los casos de cáncer. Me dicen que en dicha comunidad guatemalteca se ha contaminado el río La Pasión, matando 20 especies de peces y se dañó todo el ecosistema”.
Exhortó a las comunidades estar atentas y evitar estos riesgos de contaminación, “en particular, les sugerimos no vender sus tierras, porque se pueden quedar sin nada. Pedimos a las empresas extractoras hacer todo lo necesario para no dañar el medio ambiente”.
Arizmendi Esquivel sugirió a las autoridades elaborar un estudio responsable, para exigir a esas fábricas que cumplan sus deberes de respetar el ecosistema. “Que no haya corrupción de los inspectores del impacto ambiental, para que no se dejen comprar y califiquen de positivo lo que es dañino para las comunidades. No podemos quedarnos indiferentes ante los daños que se puedan producir para las personas y contra la madre Tierra”.
“Hay que luchar, siempre en forma pacífica, por defender la madre Tierra, la vida y la salud. Esto no es meterse en políticas ajenas a nuestro ministerio pastoral, sino que es ser responsables de la vida digna de nuestros pueblos y del cuidado de la tierra que Dios nos dio, no para destruirla, sino para conservarla y para que sea fuente de vida para todos. Cuidar la salud y la vida es una responsabilidad de todos, también de la Iglesia”, finalizó.
Por El Sol de México