Ni un sólo líder tecnológico se ha quedado fuera de las críticas a Donald Trump por su peregrina idea de bloquear indiscriminadamente la entrada a EEUU a los inmigrantes y refugiados de siete países árabes.
Donald Trump ha comenzado su mandato igual que terminó su campaña electoral: con controversia, odio y racismo a partes iguales. Así, el ya presidente de Estados Unidos firmó una orden ejecutiva por la que se prohibía la entrada al país de personas procedentes de siete países de mayoría musulmana (Irán, Iraq, Sudán, Somalia, Libia, Siria y Yemen) durante 90 días, aunque tuvieran toda la documentación en orden. La medida, suspendida provisionalmente por Ann M. Donnelly, una jueza federal, ha despertado la furia de todo el sector tecnológico en bloque.
181 empleados de Google afectados, 76 trabajadores de Microsoft: las cifras detrás de las polémicas y arbitrarias decisiones de Donald Trump comienzan a afectar a la industria tecnológica, uno de los pilares del progreso de Estados Unidos y fuente del dominio que ostenta ese país en este siglo XXI.
Desde el buscador más famoso del mundo, su CEO -Sundar Pichai, de origen indio- ha enviado una carta a todos los empleados informándoles de que la postura de Google no varía sobre esta nueva locura de Trump. En la misiva, el directivo admitía que es “muy doloroso ver el coste personal de esta orden ejecutiva sobre nuestros compañeros“, además de confirmar que “siempre hemos sido muy claros en favor de de la inmigración y el talento venga de donde venga; y eso no va a cambiar”. Pichai también invitaba a todos los trabajadores afectados de alguna forma por esta decisión a volver cuanto antes a EEUU para evitar futuras restricciones, además de animarles a ponerse en contacto rápidamente con los servicios jurídicos de la multinacional para normalizar su situación.
Por su parte, Microsoft ha confirmado que están trabajando con los trabajadores afectados. Por voz de su director en asuntos legales, Brad Smith, la multinacional ha manifestado que sólo apoyan las políticas de migración que “protegen a la sociedad sin sacrificar la libertad de expresión o la religión de las personas“. En un comunicado oficial, Microsoft ha ido más allá y ha defendido “la importancia de proteger a los refugiados legítimos y respetuosos de la ley cuyas vidas pueden estar en juego en los procedimientos de inmigración”.
El pasado viernes, Mark Zuckerberg (fundador de Facebook) ya criticó la medida de Trump y defendió sus orígenes multiculturales, así como su matrimonio (su esposa es de origen asiático) como ejemplos de integración y del valor que tiene la inmigración para Estados Unidos. En la misma línea, Elon Musk -CEO de Tesla Motors- explicó que una prohibición masiva de entrada a EEUU “no es la mejor manera de hacer frente a los desafíos del país”, además de defender que “muchas de las personas afectadas negativamente por esta política son firmes partidarios de Estados Unidos y no merecen ser rechazados”.
A su vez, el CEO de Twitter -Jack Dorsey- también ha mostrado su total rechazo a la política migratoria de Donald Trump con un tuit en el que denunciaba que “el impacto económico y humanitario de la orden ejecutiva es real y muy deprimente. Nos beneficiamos de lo que los inmigrantes y refugiados traen a EEUU”. Opinión similar a la del director general de Airbnb, Brian Chesky, quien se ha mostrado preocupado por cómo se dividirá la sociedad al “cerrar las puertas” a otros humanos en situación de necesidad, además de anunciar que su plataforma ofrecerá alojamiento gratuito a cualquier persona afectada por esta prohibición.
Por su parte, el consejero delegado de Uber -Travis Kalanick- ha confirmado que expondrá sus dudas sobre esta normativa el próximo viernes durante la primera reunión que mantendrá con el grupo asesor de Trump en materia empresarial. En el caso de Uber hay una docena de empleados afectados en su oficina central, así como un número indeterminado de conductores.
Por Ticbeat