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LA TRANSICIÓN DIGITAL EN LA EDUCACIÓN: MÁS ALLÁ DE LOS ‘GADGETS’

¿Es necesario gastar miles de millones de pesos en darle a todos los niños una tablet o un teléfono en nombre del desarrollo educativo? No realmente, de acuerdo con Fernando Valenzuela, director para América Latina de Cengage Learning, compañía especializada en el desarrollo de contenidos, tecnologías y servicios educacionales.

“Estamos en una parálisis pensando que lo que resuelve los problemas de rezago educativo es la conectividad, el hardware, la infraestructura. Se han gastado millones de dólares, se han entregado tabletas y dispositivos a estudiantes, pero ya se ha demostrado que eso no es el camino, no es lo que justifica una mayor inversión”.

El futuro de la educación tiene que ver con la tecnología, pero no se debe confundir tecnología con dispositivos, considera el experto.

“No tiene que ver con tecnología estandarizada y disponible para todos. Hay que empezar la transformación con lo que ya tenemos en las manos. Es importante alcanzar un equilibrio entre lo tecnológico y lo pedagógico”.

Las autoridades en México no parecen estar de acuerdo con Valenzuela. Este lunes el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, declaró que la tecnología es la herramienta que garantiza la calidad de la educación.

“Hoy una educación que no tiene acceso a la tecnología, que no tiene acceso a las herramientas del futuro, no puede llamarse de calidad”, dijo el titular de la Secretaría de Educación Pública al llevar a cabo la entrega de equipo de cómputo del programa Bienestar Digital en Mérida, Yucatán.

NUEVOS ROLES EN LA PEDAGOGÍA

Aunque existen varias instituciones en México que han adoptado de forma temprana la tecnología, especialmente en el área de educación superior, todavía es un reto para muchas adaptarse a los requerimientos del futuro.

“Ya hay suficientes evidencias de que hay un mejor aprendizaje con el uso de la tecnología”, dice Valenzuela. Esto significa que, tarde o temprano, los roles van a cambiar.

Los profesores ya no serán los emisores de la información con estudiantes que reciben de manera pasiva los contenidos de la clase. Más bien, los maestros se convertirán en una suerte de curadores mientras que los alumnos adquieren un rol más pasivo al mezclar la información recibida formalmente con la información informal a la que tienen acceso en su cotidianidad.

“La educación era vertical: todos aprendíamos lo mismo, al mismo tiempo, nos evaluaban con el mismo examen. Ahora es más una especie de red donde todos los nodos están vivos, se conectan, se enriquece, se desconectan”.

El impacto de estos cambios no sólo se verá en las escuelas, ya que una sociedad más conectada implica varios lugares de conocimiento, coincide Nicholas Burbules, profesor de políticas educativas en la Universidad de Illinois, entrevistado por la Organización de Estados Americanos para la Educación.

“La combinación de la portabilidad de los dispositivos y la expansión de la conexión inalámbrica permite que el aprendizaje suceda en cualquier lugar y momento: en la casa, en el trabajo, en el bar, en la biblioteca”, opina el experto.

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