Emilio Lozoya Austin acaba de destruir este fin de semana el momentum priista de Enrique Peña Nieto. La nota de la semana, el triunfo-imposición del presidente sobre su partido fue superado por una noticia de corrupción, corrupción que, dadas las fechas, no sólo puede alcanzar al exdirector de Pemex, sino al mismo Peña Nieto vía el financiamiento de su campaña.
La corrupción, junto con la opacidad, la falta de rendición de cuentas y la impunidad, han sido los cuatro elementos que han signado este sexenio y que, con probabilidad, dejarán al PRI, como van las cosas, en un tercer lugar en la contienda electoral del próximo año: ¿cómo enfrentar desde el priismo el 2018 si se tienen dudas razonables de que existió no sólo soborno a Lozoya Austin sino financiamiento a la campaña presidencial del 2012?
Informa Proceso que “en declaraciones juramentadas, altos exejecutivos de Odebrecht colocan fechas, nombres, cantidades, cuentas bancarias. Y ahí aparece, de nuevo, Emilio Lozoya Austin, el exdirector de Pemex, el político al que la dirección de la constructora brasileña asegura haber sobornado y entregado ‘propinas’ de 10 millones de dólares a cambio de su apoyo para obtener indebidamente contratos de obra pública.
“Eso es lo que sostienen los testimonios jurados de tres inculpados por la justicia brasileña. Eso dicen Luis Alberto de Meneses, Luiz Mameri e Hilberto da Silva. Y dicen mucho más, según las delaciones secretas de esos tres altos funcionarios de Odebrecht contenidas en el proceso penal 6655, radicado en el Supremo Tribunal de Brasil, y obtenidas por El Quinto Elemento Lab como parte de la Red de Investigaciones Periodísticas Estructuradas”.
¿Qué dice Lozoya Austin?
“Niego categóricamente las imputaciones y la información que hace referencia a supuestos actos de solicitud y/o recepción de sobornos directa o indirectamente por mi parte a la empresa Odebrecht o a sus funcionarios.
“La información contenida en la nota carece de prueba documental alguna, y relata una historia absolutamente falsa, dolosa e inexistente de principio a fin, sobre supuestos hechos en los que participé, y empresas con las que supuestamente tengo relación.
“Asimismo señala reuniones con diferentes personas que incluso no sé ni quiénes son, ni los he conocido.
“(…) Asimismo, suponiendo que hubiese alegatos en mi contra por parte de delincuentes confesos, habría que por lo menos mencionar que éstos pueden decir lo que sea a cambio de reducciones de condenas.
“He reiterado mi interés de que este tema sea investigado y sancionado, pero es lamentable que esto se lleve a chismes y acusaciones sin fundamento ni prueba.
“Jamás he participado en actos de corrupción. Estas publicaciones han mentido reiteradamente en este y otros temas, y jamás han probado sus alegatos hacia mi persona”.
¿Qué dicen los reporteros Ignacio Rodríguez Reyna y Alejandra Xanic?
“Los documentos que dan sustento al texto que recoge los testimonios juramentados de los tres exfuncionarios de Odebrecht citados se encuentran en manos de la justicia brasileña, los hemos visto y eventualmente se harán públicos en el futuro.
“Por otra parte, en el cuerpo del reportaje se menciona que las personas que señalan a Emilio Lozoya y proporcionaron su ‘colaboración premiada’ recibirán como beneficio una reducción en sus penas”.
Odebrecht no es el socavón: no se puede manejar de la misma forma desde la opacidad, la falta de rendición de cuentas y la impunidad ante los actos corruptos e ineficientes. Las supuestas propinas a Lozoya Austin le propinan un real desgaste, de nuevo, al gobierno de Peña Nieto. La protección y el encubrimiento proporcionados al exdirector de Pemex contaminan no sólo el presente sino también la elección del 2018.
Peña Nieto protege a los suyos. Gerardo Ruiz Esparza y Emilio Lozoya Austin son ejemplos de un gobierno maltrecho, autista, analfabeta del hartazgo que mueve al país en su contra. Corrupción e impunidad; encubrimiento y protección. Suma y sigue… y sigue y sigue.
Por SDP Noticias