Se llamaba Harambe y fue muerto a balazos el sábado después de que un niño de cuatro años terminó dentro del recinto de los gorilas del zoológico de Cincinnati, EE.UU.
Y a sólo una semana de que un episodio similar provocara la muerte de dos leones en un zoológico de Chile, el caso ha reavivado la polémica sobre la ética de mantener en cautiverio a animales salvajes y los protocolos de seguridad para este tipo de casos.
Máxime porque muchos creen que Harambe –un gorila de occidental de las tierras bajas de cerca de 180 kilos – no representaba una amenaza para el pequeño, quien según reportes se recuperará completamente del incidente.
Más de 60.000 personas también han firmado una petición pidiendo que se proceda contra los padres del niño “por la falta de supervisión y negligencia que hizo que Harambe perdiera la vida”.
Las autoridades del zoológico de Cincinnati, por su parte, se declararon devastadas por lo sucedido, pero defendieron la decisión de abatir al gorila para garantizar la seguridad del niño, quien escaló la barrera del recinto de los gorilas antes de caer a la fosa llena de agua donde lo encontró Harambe.
En un video aficionado se puede ver como el gorila lo arrastra unos metros en el agua, antes de detenerse para observarlo.
El niño, sentado en el agua, también mira al gorila, quien lo toca suavemente en la espalda.
Pero, según varios reportes, el video sólo muestra parte de lo ocurrido, pues el gorila de 17 años habría arrastrado al niño por aproximadamente 10 minutos.
Y según el director del zoológico, Thane Maynard, el hecho de que el gorila no estuviera atacando al niño no significa que el menor no estaba en peligro.
Decisión difícil
“Hubo que tomar una decisión difícil pero fue la decisión correcta porque se logró salvar la vida del niño. Pudo haber sido muy malo“, dijo Maynard, quien también explicó que un dardo tranquilizador habría tardado demasiado tiempo en hacer efecto.
Algunos usuarios en Twitter, sin embargo, insisten en que el gorila probablemente estaba arrastrando al niño para defenderlo de los turistas, a los que probablemente consideraba una amenaza por causa de sus gritos.
Y algunos medios recordaron el caso del gorila Jambo, quien en 1986 protegió a un niño de cinco años que también había caído en su jaula, en el zoológico de la isla de Jersey, una dependencia del Reino Unido.
“¿Por qué los zoológicos no tienen tranquilizantes de efecto inmediato? Primero esos dos leones, ahora Harambe“, preguntó también otro usuario, bajo la etiqueta #JusticeForHarambe (#JusticiaParaHarambe).
El primate había nacido en cautiverio en Texas y llegado a Cincinnati en 2014, para ser parte del programa de reproducción de gorilas occidentales de tierras bajas de ese zoológico, el más exitoso de Estados Unidos.
“Esta es una grave pérdida para el zoológico y la población de gorilas alrededor del mundo”, reconoció el director Maynard.
“Todos estamos devastados de que este trágico accidente haya terminado con la muerte de un tipo de gorila en grave peligro”, dijo.