Muchas fotos de la tragedia del 11 de septiembre de 2001 en Nueva York siguen cimbrando la memoria de Estados Unidos, incluso hoy, 16 años después del peor ataque terrorista en suelo estadounidense.
Una en especial, sin embargo, pareciera tener el poder de generar en quien la ve la necesidad de cerrar los ojos o voltear con urgencia hacia otro lado.
En inglés se bautizó a la imagen con el nombre “The falling man” (El hombre que cae), y en ella se ve justamente eso, a un hombre que avanza vertiginosamente al vacío, después de saltar hacia una muerte segura desde una ventana del World Trade Center, para evitar la tortura de morir envuelto en las llamas, casi con toda seguridad.
La edición en inglés de la revista Esquire publicó recién un texto en el que intenta responder a una pregunta que se han hecho miles y miles de personas, desde que la imagen fue dada a conocer por decenas o quizás cientos medios de comunicación alrededor del mundo: ¿Quién es el hombre que cae?
El articulo recuerda que la imagen fue capturada por Richard Drew, un fotógrafo veterano de Associated Press que el día de los atentados cubría muy de mañana una pasarela dedicada al embarazo que tenía el atractivo de usar a mujeres de verdad embarazadas.
Después de que dos aviones comerciales se estrellaron contra de las dos torres del World Trade Center, Drew dejó su sesión y en apenas unos minutos estaba ya a distancia de tiro de los edificios convertidos en inmensas antorchas humeantes.
Drew empezó a escuchar a la gente cerca de él. Decían que la gente se estaba arrojando al vacío desde lo pisos superiores de las torres, que estaban siendo consumidos por el fuego. Apuntó su lente hacia el edificio y confirmó el rumor.
Uno a uno, incluso con cierta lógica, como si se tratara de una tétrica coreografía de paracaidistas profesionales, los cuerpos iban cayendo al vacío.
“Saltaron para escapar del humo y del fuego, saltaron cuando los techos cayeron y los pisos se derrumbaron, saltaron para respirar una vez más antes de morir”, se lee en el texto de Esquire firmado por Tom Junod.
Al ver los cuerpos de los saltadores suicidas, imaginando quizás el terrible destino que les esperaba a sus cuerpos al final de la caída, una mujer a un lado de Drew, gritó al cielo con total desesperación: “¡Dios mío, salva sus almas. Por favor Dios, salva sus almas!”.
De entre todas las fotos que se difundieron sobre hombres y mujeres cayendo al vacío desde las torres, ninguna logró la expansión que obtuvo la foto de Drew.
Varios fueron los intentos que se realizaron posteriormente, dice Esquire, para conocer la identidad de aquel hombre. Surgieron varias teorías… ninguna concluyente.
Hoy, al cumplirse 16 años de la tragedia, Esquire sugiere que no es tan importante la identificación del Hombre que cae.
Era, asegura la publicación, uno más de cientos de estadounidenses que “respondían al peor ataque terrorista en la historia del mundo con actos de heroísmo, con actos de sacrificio, con actos de generosidad, con actos de martirio y, por obligados por una terrible necesidad, con un prolongado suicidio masivo”.
Por El Universal