Sorpresiva. Por donde se la mire, una derrota de un grande en la segunda ronda de un Grand Slam siempre lo es. Y aún más si se trata de la caída de Novak Djokovic. Es que el serbio, Nº2 del mundo y defensor del título, perdió con el uzbeco Denis Istomin (117º) por 7-6 (8), 5-7, 2-6, 7-6 (5) y 6-4 en el Abierto de Australia.
Djokovic, dueño del récord profesional de seis títulos individuales en Melbourne, llegaba como campeón defensor pero siendo el escolta en el ranking tras su gran debacle en la segunda mitad de 2016. Había empezado ganando el ATP de Doha en este año, con victoria incluida sobre el escocés Andy Murray (1º), por lo que era más inesperado una despedida tan rápida en este primer Major de 2017.
En el estadio Rod Laver Arena, donde se impuso por última vez hace 12 meses y se siente muy a gusto, en el Grand Slam donde más alegría cosechó, Djokovic padeció la eliminación más temprana en un Major desde que cayera, también en segunda rueda, en Wimbledon 2008. Y fue, además, la primera caída de su carrera profesional ante un rival ubicado fuera del Top 100 en un Grand Slam.
El serbio había enfrentado cinco veces a Istomin y siempre festejó. Hasta este choque, Djokovic apenas entregó un set contra el uzbeco, al que precisamente lo superó en dos ocasiones en Grand Slam y ambas fueron en Australia, por tercera rueda, sin ceder un solo parcial. Pero esta vez la historia cambió y fue impactante el golpe que sufrió el serbio.
En cuatro horas y 48 minutos de juego, Djokovic sólo puso en juego el 58% de sus primeros saques, a la vez que padeció 17 aces de su rival. La más llamativo es que el ex-Nº1 ATP tuvo cuatro errores no forzados más que tiros ganadores, con 72 contra 68. Pese a que en el balance general logró siete puntos más que su oponente, el defensor de la corona debió decir adiós.
Así, se dio una eliminación totalmente sorpresiva. En cancha, Istomin admitió enseguida que
jugó el partido de su vida, sacando y arriesgando mucho y se dio el placer de haber podido derrotar a Djokovic en Australia. Sin dudas, un gusto de muy pocos. Ahora, se abre el juego para muchos favoritos que van por la gloria en Melbourne Park.
Por Vanguardia