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‘Yo pasé por lo mismo con el padre Meño’

Piedras Negras, Coah.- Un ex seminarista acusó públicamente al padre Juan Manuel Riojas Martínez de haberlo obligado a practicarle sexo oral en las propias instalaciones del ahora Seminario Diocesano de Piedras Negras.

“Yo entro a los 15 años al seminario, el padre Meño era el padre espiritual y el prefecto era el padre Juan Gerardo Hernández Briones que ahora está en la Villa y al que le dicen el ‘Torrejitas’ y desde ese entonces ya sabían que pasaban ese tipo de cosas, por eso a mí también me mandaron fuera, a un convento de la Orden del Carmelo en Salvatierra, Guanajuato y a ellos los cambian del seminario y los mandan a Rosita donde estuvieron creo que de párrocos en Guadalupe y el otro no sé dónde y después regresan a Meño como rector del seminario y a mí me hacen saber eso los padres, que me dijeron: Cómo que lo están premiando, habla tú y me ofrecieron dinero los padres para que quemara al padre Meño, creo que porque él ha sido muy diferente con ellos”.

Así empieza la narración que hace el ex seminarista a quien apodaban Flaco, del tiempo que estuvo en el seminario, por los años 1999 al 2001 que también recordó que su imposición de sotana fue en el salón SUTERM.

“Hoy (ayer) me despertaron las llamadas de mi familia al saber sobre el asunto del padre Meño, del padre Juan Manuel Riojas Martínez que había hecho ese tipo de abuso con un seminarista y me conmueve el caso porque yo pasé por eso mismo con el sacerdote, con el padre Meño”.

El ex seminarista recordó que en el área del seminario hay dos plantas. “Dormíamos en la planta de arriba y ahí estaba una persona que se le llama coadjutor, que es el seminarista que está encargado de los seminaristas y yo recuerdo que por la ventana del cuarto yo miraba cómo ese seminarista se agarraba a besos y a hacer otro tipo de cosas de sexo con otro seminarista. Yo bajé esa vez corriendo y le avisé al padre Meño, que andaba regando el jardín y le dije: Padre, otra persona y yo vimos que Néstor y Gerry (ahora sacerdotes) estaban haciendo este tipo de cosas y el padre me dijo ‘mijito apunta en una libretita las veces que estén viendo eso y ya después lo vemos y vemos el registro’, con lo que me dio a entender que era algo normal de lo que podía pasar en el seminario. Yo vi eso dos veces”.

Poco a poco, el ex seminarista se acerca al momento de narrar los hechos de que fue víctima. “Más delante lo que hace el padre Meño es que una vez llegó de noche y llegó borracho, porque llegó oliendo a alcohol y fue y me despertó en mi dormitorio, son dormitorios comunes, son literas en ese tiempo de color amarillo a la mejor están todavía igual y yo dormía en la cama de arriba. Me levanta y me dice, vamos a caminar y nos fuimos por esa nueva calle que es la entrada actual del seminario y me llevaba caminando de noche, eran como las 11 o 12 de la noche, no era normal porque ahí nos dormíamos a las 9:45 de la noche”.

“Íbamos caminando y platicando él cosas de sexo, agarrándome el cuello hasta que regresamos hasta donde está la acequia del seminario, antes no tenía el cemento que tiene ahora y había una bardita de cemento. Ahí nos sentamos, él a un lado de mí, traía un short color azul y empezó a juguetear conmigo y me empezó a agarrar desde la cabeza hasta hacerme llegar hasta donde está su pene que para ese entonces ya estaba erecto y lo que hizo él, fue que yo le hiciera sexo oral en ese momento”.

La narración pierde un poco la secuencia que el ex seminarista retoma, luego de señalar que el que ocultaba ese tipo de cosas era el padre que estaba en ese entonces, que era el prefecto y que está ubicado ahorita en la colonia Villa de Fuente. “Yo salí y las que fueron por mí fue mi mamá, mi hermana y mis bienhechores que son los que me proveían algunas cosas de gastos. Nos fuimos a la casa de don Alonso, que en ese entonces vivía todavía cerca de la Macroplaza y como era muy temprano el señor andaba caminando por la Macro, me atendió su secretaria y me dijo espéralo ahorita regresa. Cuando regresa le platico lo que está pasando y me dijo espérame, déjame bañarme y ahorita nos vamos al Obispado, que en ese entonces estaba en la colonia Ocampo hacia el centro y ahí citó a los demás padres y yo le hice saber cuáles fueron las cosas de los actuales padres, uno que está en la Diócesis de Saltillo y otro que está aquí en la Diócesis de Piedras a los que no corrió, a mí lo que hizo fue que me dieron una carta para que me fuera a una orden religiosa fuera de aquí; al padre Meño y al padre Gerardo los cambiaron a Rosita, que eran los que estaban de encargados en el seminario”.

“Ya después yo me doy cuenta que Gerry se ordena y que Néstor se ordena en Saltillo y me dio más coraje eso y nunca quise decir nada porque ellos mismos dicen que a lo mejor es frustración mía el que yo no haya seguido, pero yo no lo veo así”.

Agrega: “Lo que me hace hacer esto es cuando lo ordenan rector al padre Meño y me dicen varios sacerdotes amigos de él que no es justo que lo estén premiando de esa manera y en realidad no era justo, porque lo estaban poniendo en donde tiene ahí pues para escoger al muchacho que quiera”.

“Yo tengo una conversación en mi messenger donde yo le mando pedir al obispo una cita y me contesta diciéndome que realice una cita con su secretaria Alejandra y me da el número y me da la extensión 103 que es lo recuerdo. Yo siempre lo intenté hacer y jamás fui recibido por el señor obispo. ¿A mí qué me da a entender esto?, que ellos están ocultando desde hace mucho las cosas que hacía el padre Meño y no soy el único, sé que hay más compañeros, no puedo hablar yo por ellos, tienen que hacerlo ellos solos y hacer como me estoy animando yo, ojalá y ellos también se animen a hablar sobre el caso porque en ese entonces salimos muchos del seminario, por diferentes cosas, pero todo iba ligando a la misma situación que ha realizado el padre Meño. Yo en realidad no tengo nada que perder, soy un laico cualquiera, los que tienen que perder son ellos y creo que por eso ocultan y esconden todo este tipo de cosas que pasan aquí, jamás me atrevería a entrar yo a la Diócesis de Piedras Negras porque no quiero estar igual que como se encuentran ellos, prefiero quedarme como estoy y seguir viviendo mi fe desde mi casa”.

Se les cuestiona si de estos hechos estaba enterada su familia y contenta: “Sí mi familia está enterada, mi mamá y mi hermana llegaron muy enojadas buscando al padre Meño para darle una golpiza, cuando yo las detuve porque en realidad yo sentí que el problema se iba a hacer muy grande”.

“Yo recuerdo que don Alonso me dijo a mí: “No le comentes nada a tu familia, ni hables con los medios de comunicación y nosotros arreglamos todo, a ti te dan tu carta para que te vayas a la orden que tú quieras”. Esa carta fue redactada en la parroquia de San Juan y firmada, que en paz descanse, por el padre Candelario Oyervides que falleció en Saltillo, Coahuila”.

También recordó que luego de los hechos se fue al convento de Guanajuato y no siguió porque era menor de edad y debía tener la preparatoria terminada y no la tenía. “Entonces me regresan de allá para que haga la prepa aquí y me puse a trabajar con mi bienhechora y pagándome yo la prepa en la escuela de la UAPN, dejando atrás el camino hacia la vida sacerdotal”.

“De eso me retiré hace mucho, yo sigo mi fe, voy a misa, soy creyente. No me han tumbado mi fe, lo que me desanima son los hechos que hacen, que quieran ocultar las cosas o taparlas con un dedo, por eso yo exhorto al resto de mis compañeros a que por favor hablen, si no quieren dar nombres no los den, pero que sepa el pueblo, la diócesis y el señor Alonso que no es el primer caso que él ha visto.

Quizá no me recuerda, pero cuando el señor obispo se atreva a contestarme el teléfono y quiera estar conmigo y me vea, va a recordar cómo fue el asunto y cómo fue el hecho”, expresó.

Por Zócalo

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